Día 56

Ayer fue un día muy bueno. Desde que salí prontito de casa apenas paré. Tocó cumpleaños, otra vez más, esta vez familiar. Y que duró todo el día. Muy distinto a los que he estado celebrando últimamente. 

En este había unos seres chiquititos que te agotan más que mi jefe cuando le entran las prisas de última hora. Pero que te hacen olvidarte de todo y no paras de reírte en todo el día. Tienen una visión de las cosas tan distinta... te partes, me los comería. 

Cocido estupendo para los mayores y pizza casera para los enanos, a la que yo me apunté. Tarta de chocolate y muchas chuches. 

Me hice experta jugadora en la wii y hasta saqué mi vena heavy metal cuando pusieron el Guitar Hero. Oh yeah¡¡¡¡¡

Resutado: llegué a casa molida, mucho más que en mis peores días de curro, pero súper contenta. Una tarde super relajada sin pensar en las tonterías en las que solemos pensar los que nos llamamos mayores. Eso si, como tienen que acabar esos padres a diario con esos terremotos en casa¡¡¡¡¡

Hoy vuelta a la realidad, ya he trabajado un poco, he corrido y ahora toca empezar a pensar en la semana. Comidas, ropa, compromisos etc. En cuanto lo deje todo preparado saldré a tomar un café o unas tortitas con nata¡¡¡¡ mmmmmmm